Con trece años los buenos recuerdos se suceden: las quedadas en el parque comiendo millones de pipas con discusiones sobre si es mejor la nocilla o la nutella, las guerras de bolas en clase, los "gurruños" que pegábamos en el techo de la clase esperando que le cayesen al profe... Años felices de verdad, con la pandilla, los paseos por el parque, las quedadas sin prisa...
GRANDES MOMENTOS SIN DEMASIADA PARAFERNALIA. Es entonces cuando LEO se pregunta acerca de qué es la verdadera felicidad y está más que dispuesto a recobrarla (recordar le está haciendo sentirse bien).
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